7. El Libro Blanco de la Profesión Docente

Un libro blanco es un documento de carácter informador u orientativo publicado por instituciones gubernamentales con el propósito de ayudar a comprender un tema o afrontar un problema.

El Libro Blanco de la profesión docente fue encargado en 2015 por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte a un comité de expertos presidido por el filósofo y pedagogo español José Antonio Marina. En él se presentan veinte propuestas que se pueden dividir en tres grupos: aquellas relativas al centro (1-5), a la profesión docente (6-17) y a la gestión del cambio educativo (18-20).

En el presente post vamos a centrarnos en una de las propuestas relacionadas con el centro, concretamente la tercera propuesta que consiste en:

Fortalecer y cuidar el Centro como agente educativo esencial, como generador y mantenedor de la calidad educativa es una de las tesis fundamentales de este Libro Blanco. Desde ella tendremos que pensar la profesión docente. Hacemos nuestras las palabras de Hargreaves y Fullan: “Instamos a los maestros y directores a derribar los muros del aislamiento del aula y a que conviertan la enseñanza en una profesión más cooperativa y colegiada porque mejora el aprendizaje y los resultados de los estudiantes”.

Nos parece necesario introducir en los programas de formación del profesorado un modelo sistémico de la educación, en el que cada docente, sea cual sea su nivel, tenga una visión completa del futuro educativo de sus alumnos, y sea consciente de que su función educadora se realiza por dos caminos distintos: una acción directa con el alumno, y una acción indirecta a través del entorno escolar en que el alumno vive. La ley de la probabilidad educadora nos dice que cuantos más canales educativos concordantes converjan en el alumno, más alta será la probabilidad de que alcance el éxito educativo. Por eso es necesario implicar a las familias y a otros agentes sociales en la marcha del Centro.

En esta propuesta los autores destacan cuatro puntos fundamentales:

  • Concebir el aprendizaje en sentido amplio y extender el papel del centro mas allá de la educación formal, como agente educativo esencial que es.
  • La importancia de crear sinergias entre la acción directa e indirecta
  • Involucrar el entorno, en particular a la hora de llevar a cabo acciones indirectas, para aumentar las posibilidades de éxito educativo
  • Flexibilidad personalizada, necesaria para la implicación y adaptación al entorno particular.

En conclusión, el fortalecimiento y cuidado del centro como agente educativo esencial es fundamental para garantizar la calidad educativa. Es necesario que los docentes comprendan que su labor educativa se desarrolla tanto de manera directa con los alumnos como de manera indirecta a través del entorno escolar. La colaboración entre los diferentes agentes educativos, como las familias y otros actores sociales, es crucial para aumentar las probabilidades de éxito educativo. Además, concebir el aprendizaje en sentido amplio y extender el papel del centro más allá de la educación formal, así como crear sinergias entre la acción directa e indirecta, son aspectos clave para una educación de calidad. Por último, la flexibilidad personalizada se presenta como una necesidad para adaptarse al entorno particular y fomentar la implicación de todos los actores en el proceso educativo.

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